Arnau & The Honky Tonk Losers: “First Of All” | GR76


Después de recomendar el primer single de Arnau & The Honky Tonk Losers que por supuesto, anunciaba su estreno en esta sinuosa y tormentosa travesía musical así como la correspondiente gala de presentación que se celebraría en la céntrica Sala Azkena de Bilbao, quedaban pendientes un par de misiones a realizar. Sin comisiones, por cierto. Simplemente por cuestión personal y absoluta convicción, puesto que la banda es merecedora de atención. La banda, que ha recorrido en estos meses de existencia garitos y fondas de la zona consiguiendo que el boca oreja funcionase, ha conseguido reunir un nutrido grupo de fieles a su alrededor porque es gente con buenas maneras, buenas canciones y los ingredientes necesarios como para dejarse querer. Vamos, que además son buena gente siendo, a su vez, rostros conocidos de la variada escena bizkaina, pues provienen de ámbitos dispares y semejantes a la vez. No deja de ser rock and roll, ¿no? Acentuado o prudente, lírico, sólido, solícito, silvestre, recio, inflexible, dulce, minucioso, pasional, variado, ambulante, cosmopolita… Rock and roll que en este caso se nutre de atmósferas country, de la tan suculenta ruta americana condensada en “First Of All”, su génesis en forma de epé.

Seguramente deberíamos haber hablado antes de la presentación efectuada la noche de Reyes en la citada sala, pero nos está costando iniciar la marcha a este nuevo año. Ahora, podemos afirmar que el show fue maravilloso, que los oficiantes pusieron todo de su parte para que la asistencia disfrutara y que se percibieron muestras de felicidad en ambos casos. Arriba y abajo. En el escenario, que pequeño se presentía para tan numerosa compañía y en un auditorio que registraría una afluencia considerable en otra noche de Reyes entre amplis, micros, focos y watios. Una noche de jinetes, y no por los astrólogos de Oriente, sino por un conjunto cuya actitud campera encandiló a un respetable que enmudecía ante composiciones recientes (“Home Sick”) y pasadas (“The Road”), ante celebradas adaptaciones (“Working Man Blues”) y ante un pletórico broche final que coronaría una velada grandiosa en su totalidad tributando al añorado Dr. Lomo con una especial “Special Kountry”. Porque Arnau Coderch, un catalán afincado en Bizkaia donde ha echado raíces y sus compañeros, léase Ibai García haciendo cabriolas con las seis cuerdas, Pedro Larrauri marcando los tiempos con las cuatro, Israel Santamaría brillando tras el piano e Íñigo Elexpuru haciendo lo propio tras la batería, Leire García, más jevi que una lluvia de hachas cubriendo los espacios con coros y percusiones y Aleix Garriga, viejo amigo del cantante que viajaría desde Catalunya con su pedal steel, aprovecharon la oportunidad.

Gran presentación, no hay duda. Puede que no seamos unos fanáticos del country más folklórico o riguroso, pero seguimos los pasos a varios artistas que portan sombreros de cowboy, calzan botas tejanas o entonan pasajes vaqueros, y Arnau & The Honky Tonk Losers se han ganado el derecho a pertenecer a ese lustroso colectivo. Por ellos mismos y por “First Of All”, que a pesar de ser un epé que contiene cuatro canciones, es suficientemente ameno como para que una segunda reproducción no resulte repetitiva. Incluso una tercera o una cuarta, porqué no. Quizás en esas insistencias depares en detalles que se escaparon en la primera toma de contacto y compruebes la elegancia melódica, la desenvoltura de todos sus integrantes, la perspicacia esgrimida en sus arreglos, el dinamismo, el compromiso o el fidedigno country conseguido. Y después de los casi cinco minutos de “The Mountain Boy”, vuelta a empezar. La última pieza es ingeniosa, es animada, es rítmica, eficaz y divertida, con todos los ingredientes necesarios para que la gente abandone por unos minutos los malos rollos, abra la mente y acompañe con absoluta hilaridad el contagioso coro central y los brillantes marfiles del señor Santamaría, el floreciente fingerpicking del señor García, las acometidas de Aleix Garriga o las embestidas del toro Goaitz Dutto que aporta su fiddle en la canción. Espléndido epílogo.

Teniendo en cuenta las obligaciones de los involucrados en sus labores profesionales, en sus historias personales o en sus respectivas aventuras musicales, han sintonizado perfectamente desde el día que decidieron asociarse. Sin duda había afinidad y en otoño aparecería el primer retoño, el single “The Lonesome Way”, un título idóneo para emprender un nuevo camino. Indudablemente el sencillo se ajusta perfectamente a los formalismos del género tanto en su apartado nominal como en su propia cadencia, pues es un buen paradigma de tonos country en el que un relato personal se convierte de golpe en un itinerario colectivo demostrando garbo campero, rigor sureño y competencia en su totalidad. En la composición, en la disposición de elementos, en la intuición y en una lograda producción de Aleix Garriga que mezclaría posteriormente en Barcelona los diferentes fragmentos grabados Bilbao por parte Ibon Larruzea en los estudios Euridia. La ya mencionada “Home Sick” adquiere pingües beneficios para el ánimo gracias a un profundo y juguetón estribillo mantenido a dos voces siendo, a su vez, un estupendo compañero de viaje para el resto de secciones que siguen con su particular y vivaracha verbena country en “Fallin’ Down”, el preludio a una categórica despedida. Rítmica y excelente, sin trampa ni cartón, así es “The Mountain Boy”, canción que conseguirá la locura transitoria de todas las personas que tengan la oportunidad de ver en su hábitat a estos ¿perdedores? Más bien defenderíamos lo contrario.   

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