Sonic Trash & Víctimas Club: “Split” | GR76


Una dupla con miga esta alianza bilbaíno gasteiztarra o vitoriano bilbotarra, como usted quiera o desee. Tanto monta, monta tanto o el orden de los factores no altera el producto que dice el acervo popular, aunque en este caso el producto conste de siete canciones y por lo tanto, uno de los participantes contribuya con un rompecabezas más. Aclaración: más que rompecabezas, son rompecuellos las canciones de “Split”, esta simbiosis de Víctimas Club y Sonic Trash o Sonic Trash y Víctimas Club, como usted quiera o desee, puesto que ambas formaciones tienen el coraje y energía suficientes como para originar el descontrol corporal. Claro está que alguien debía figurar en primera posición, y si nos ceñimos al orden establecido en la grabación en cuestión (en plataformas digitales es diferente), esa función recae en la banda del botxo. ¿Será por el número de canciones entregado? ¿Será cuestión de galones? Bueno, en este último caso no pretendemos poner en la balanza modales o raleas, simplemente lo utilizamos a modo de licencia y en base a una veteranía bien entendida, ya que tras un par de identidades bastante furiosas, los bilbaínos renovaron votos bajo el apelativo actual, mientras los alaveses son de más reciente constitución aunque sus componentes estén curtidos en mil batallas.

Pues son cuatro y tres las canciones presentadas, o sea, siete en total. Número ligado a la fortuna desde tiempos inmemoriales, número de magníficos y maravillas, de notas y tonalidades, de pecados y artes, mares y reinos, vidas mininas y días de la semana. Número de buena suerte así como de rotos y fracciones, que es precisamente lo que nos ha provocado el contenido de este cedé. Simplemente, nos ha hecho un siete, nos ha levantado el espíritu y nos ha causado una profunda perturbación en el sentido más eufórico del término debido a sus transmisiones underground, a sus arrogancias punk, a su rock agresivo y sus revolucionadas proporciones. Etiquetas más concisas o más solemnes no utilizaremos, porque no somos muy amigos de los encasillamientos y porque los conceptos underground, punk o rock albergan un sinfín de corrientes alternativas describiendo perfectamente los rumbos musicales de ambos conjuntos. Transgresores ambos, sagaces los dos. Abren los Sonic Trash con “Serendipia”, una progresión de machacantes evocaciones y vibraciones de inconfundible apariencia e inapelable consecuencia: seducción. Y absoluto paroxismo, porque la personal (pícara y voluminosa) voz de David se abre paso entre toda la bacanal de sonidos que proponen Juanjo, Lander, Ekaitz y Danel, desencadenando todo tipo de escalofríos y balanceos, abstracciones, viajes mentales y delirantes fases.

Podríamos decir que la banda ha mantenido una bonita relación con la vanguardia a medida que iban transcurriendo los años, siendo probablemente una de sus grandes señas de identidad. Girando y girando. Tal como escenifican en “Ginebra” no solo en sus sensuales modulaciones, sino en una desprendida carga instrumental que afila sus garras en las restantes, “Harma Tiro Punk” y en “Algoritmos”. Dos estallidos. Dos pegajosos gritos que inducen al desfogue o como ellos dicen al martillo punk, al instinto animal o al caos preestablecido. Dos estrépitos que sin duda originarán conatos de moshing en las primeras filas en cualquiera de sus cáusticas actuaciones, otro de sus grandes cualidades que por supuesto, comparten con Víctimas Club, banda en la que militan tipos carismáticos como Pela, Joseba B. Lenoir, Ion ‘Osoron’ Zubiaga, Julen o Dabid. Aportan “Chicas Que”, “Humillante Speed” y “Tratando con Desprecio a unos Pocos”. Punk sin concesiones. Empírica actitud y letras subversivas, trío ganador. Mantienen firme su latido en cualquiera de ellas mostrando credenciales y unos cuantos detalles que hablan muy bien de su criterio tanto en el terreno compositivo como a la hora de introducir ajustes que sugieren distintas disyuntivas. Sucede en cualquiera de las tres. Hay eclipses y resplandores, parábolas y realidades, desafíos y reproches. Hay punk de la vieja escuela, punk increpante tamizado en la actualidad, histriónico pop y rhythmandblues cantinero, subterráneo, sedicioso, con alma punk. Escuche usted la número siete, lo entenderá. Escuche el piano neurálgico y atienda su incisivo mensaje, las alarmantes sacudidas que engordan la enjundia de la canción e imagine qué podría suceder en el face to face. Nervio, arrogancia, astucia, rock and roll; el movimiento que nació como contracultura convirtiéndose en cultura de unas cuantas generaciones y que en “Split” plasman Víctimas Club y Sonic Trash o Sonic Trash y Víctimas Club, como usted quiera o desee.

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