Fer García: “Bleak Portrait” | GR76


El donostiarra Fer García ha publicado recientemente, y después de estar involucrado en varias formaciones desde antes del efecto 2000, su primer álbum en solitario cuya consideración como proyecto personal guarda en sí todos los requisitos, todas las condiciones o los principios para ser descrito como tal. A ver, tampoco vamos a poner en la balanza otras aportaciones de múltiples artistas que nacen o perduran bajo equivalentes tasaciones, ni tan siquiera dudaremos del esfuerzo que entraña realizaciones de tal envergadura, pero sin duda esta ópera prima del señor García, podría anotarse como legítima defensora de esa especie. ¿Por qué? Pues porque, salvo la participación en algunas canciones en las que su compañero Jesús Aramberri colabora al órgano o piano, su composición, su instrumentación, su grabación, masterización, producción y demás tareas relativas al proceso de fabricación son de su propia cosecha. Vamos, un artista polivalente.

En su curriculum encontramos interesantes nombres como The Byrons, The Young Wait o ILL que, si bien podrían no contar con demasiada gente conocedora de sus respectivas trayectorias, conservan cierta reputación en Gipuzkoa e inmediaciones, siendo quizás su actual colaboración con un hombre experimentado como Diego Vasallo, la de mayor trascendencia para el público en general. Ciñéndonos al disco grabado en Green Farm Recordings, estudio que él mismo regenta desde hace un par de años, lo definiríamos como un sugerente conjunto de consonancias y corrientes encuadrado en rollos experimentales, progresivas combinaciones o sensitivas resonancias. Vamos, nada que ver con la música que a menudo atendemos, pero al fin y al cabo, música es. Música inspiradora que contribuye a encender una vela aromática o una varilla de sándalo con el ánimo de mantener un diálogo interior mientras, inconscientemente, viajas por los recónditos confines de “Endless Surface”. Música fluctuante y absorbente como el movimiento de un “Pendulum” de Newton o de Foucault. Música atmosférica que ayuda a encontrar respuestas a truculentas cuestiones (“Bleak Portrait”) o música relajante para alinear los chakras como sucede en “Circle”, canción que sirviera como adelanto del álbum y una de las contribuciones de Jesús Aramberri.

Música que, anteponiendo su criterio a un hipotético logro comercial, es su prioridad, sea perseguido o circunstancial. Es su idea, su concepción, y aunque el blues corra por nuestras venas o el rock and roll inunde nuestros pulmones con su incalculable valor, hemos de admitir que “Bleak Portrait” nos ha sorprendido porque nos transmite, sobre todo, mucha paz. Mucho reposo y mucho repaso personal. No es un estrato musical del que podamos declararnos fervientes seguidores, pero sin duda, nos ha acogido en su seno, ya que durante la audición del disco se pueden sentir diversas experiencias de terceras o cuartas fases con las programaciones o con las ímprobas guitarras de “First”, canción que secciona en dos no solo el disco dada su posición, sino la propia conciencia. Se pueden percibir sombras gracias al fraseado doblado y los hipnóticos espacios de “Ashes To Nowhere” y se alcanza el bienestar con la dulce acústica suspendida en el ingrávido abismo de “Gordon”. El desenlace. La conclusión. La resurrección.

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