
La práctica totalidad de bandas o artistas de Bilbao, su periferia y escena bizkaina en general tiene nuestra más sincera muestra de respeto más allá de su postulado musical. Por supuesto, la gente gallega, extremeña, cántabra, andaluza, californiana, escandinava, austral incluso francesa también lo tiene, pero como la cabra tira al monte… Pues eso; zapatero a tus zapatos que se decía antes, y como uno musicalmente ha crecido con todo aquello que surgía de los barrios del botxo apoyado, eso sí, en el inmenso caudal de ofertas e información llegado de dispares procedencias, Bilbao seguirá siendo nuestro particular punto de referencia. Que sí, que hay infinidad de bandas a las que no podemos (ni queremos) negarles su hegemonía o restarles trascendencia en el planeta rock, pero en el botxo se cuece algo especial. Ni mejor ni menos mejor. Simplemente especial. Ni tan siquiera diferente, puesto que cada zona tiene atractivas formaciones y modelos para sentir orgullo, pero hemos de ser deferentes con nuestra patria chica.
Patria chica que ha cambiado con el curso de los años. Obvio. Si la Tierra rota y se traslada (porque es redonda, es una esfera pese a voces descalificadoras), las sociedades, los procesos, las rutinas o los espacios, también. Ahora, ¿para mal o para bien? Esa es la pregunta. Ese es el quid de la cuestión. Hay teorías para todos los gustos, pero no estamos aquí para lanzar conjeturas sobre la civilización, que el patio está hecho unos zorros, por cierto. Veníamos y venimos a hablar de rock. A hablar sobre una de esas bandas bilbaínas que años atrás comenzaría siendo una banda más que metía el morro en la escena, una banda que ha seguido sus propios principios y que nunca ha relegado (ni regalado) su independencia, una banda orgullosa, una banda comprometida, una banda con miga y amiga. Una banda que quizás no ocupe posiciones privilegiadas en una hipotética relación de laureadas formaciones, pero que en su lugar ocupa puestos de honor en más de un corazón. Sí, más de una, cinco o siete veces hemos hablado de Pomeray, y seguramente no nos cansaremos de ello. La última, por ejemplo, era acerca de su nuevo disco, sobre los últimos detalles y sobre el single “Loca” del que habían realizado un video. Un brillante video a cargo del señor Luis Vil en diversas localizaciones de Bilbao la Vieja, el Casco Viejo o la sala Bilborock, demostrando así su apego por una ciudad (villa, perdón) en la que se sienten libres y presos a la vez.
El papel protagonista de la filmación recaía en otra buena amiga como Laura López y su letra es… Su letra es otra de las grandes particularidades de Pomeray. Puedes llevarte un guantazo o un abrazo con sus alegorías y sus múltiples controversias. Con sus sugerencias, sus rompecabezas, sus pactos o rebeliones, ya que cuidan tanto el mensaje como la forma, y de ahí el nombre de la banda que ya hemos despejado en anteriores ocasiones, así que nos ahorraremos por esta vez. Pues después de meses de grabación, ajustes y preparaciones, porque “20 mg” es un trabajo artesanal en toda su extensión, podrá ser finalmente presentado. A tal efecto tenían reservada la fecha, y nos costa que estaban muy, pero que muy ilusionados por todo lo que implicaba el estreno de un disco bastante complejo en bastantes aspectos. Un disco que tenían en mente o que pretendían hacer desde hacía tiempo (tal vez haya composiciones que han ido apareciendo posteriormente), pero estos tres últimos años están siendo muy complicados, y no hará falta dar más pistas sobre motivos o porqués. Y cuando las expectativas rozaban la felicidad, el infortunio apareció. Sergio, Rambo para los amigos, último, en realidad penúltimo pues recientemente se incorporaría Josean, en subirse al tren junto a Lander, Mendi y Asier, tuvo un percance que ha dificultado la celebración de la gala, sin embargo… Se podrá realizar. De diferente manera, de una manera que perfectamente se adapta a su personalidad revolucionaria y underground, pero podremos ser testigos de una presentación cuasi exclusiva en el Rock And Ron Café del barrio chirene (término bilbaíno) de La Peña regentado por otro socio de aventuras como Dani Oñate, baterista de los irreverentes The Daltonics. Escucharemos el disco, escucharemos anécdotas de su historia y creación, beberemos algunas cervezas e imaginamos que si acaso, algunos refrescos caerán, compartiremos minutos con Rambo, Josean Lander, Mendi, Asier y variada asistencia, no podremos cambiar el mundo pero brindaremos con esperanza y disfrutaremos del rock el sábado 25 de noviembre a las siete de la tarde. Disfrutaremos con Pomeray. Disfrutaremos la ilusión de Pomeray.