The Bo Derek’s: “Porca Miseria” | GR76


Por esta vez cambiaremos de estrategia. Por esta vez evitaremos concesiones, retóricas o rodeos y comenzaremos centrándonos en un disco que más bien es un antídoto contra la ansiedad, y por supuesto, en sus responsables que no son otros que los doctos The Bo Derek’s. “Porca Miseria” se llama el susodicho compuesto proteico vitamínico y su fórmula sería desarrollada en meses de pormenorizado y casi monacal trabajo de investigación, puntuales modificaciones, pertinentes ensayos y obligados controles de calidad por parte de Oscar Avendaño, director del equipo científico a quien acompañan en tareas de subdirección y análisis patológicos los catedráticos, y a la sazón hermanos, Jorge y Martín Lorre. ¡Eureka! Et voilà! Que exclamarían una vez comprobada la fiabilidad del fármaco que posteriormente debieron elaborar en el laboratorio bilbaíno Silver Recordings regentado por otro ilustre profesor como Martín Guevara, encargado del proceso de fabricación para el que contaron con la valiosa intervención de profesionales de la talla de Izaskun Simón, Jorge Beltrán, David Rial y Glen Gibb en vientos y metales, Henrik Widen y David Vázquez al piano y Hammond respectivamente, más el propio Martín que aportaría alguna guitarra.

Todo correcto, pero, ¿cuál es su posología? ¿Las indicaciones o el correspondiente prospecto qué dicen? Pues adminístrese a demanda, sin horarios estipulados o estrictos intervalos. Tómese a conciencia y con pleno conocimiento, ya que su ingesta podría acarrear dependencia no solo de este medicamento, sino de anteriores remedios creados por los Bo Derek’s sin que todo ello signifique, ni mucho menos, que esa posible adicción pudiera resultar perjudicial para la salud. Todo lo contrario. Su consumo podría ser beneficioso, pues su variada composición estimulará cuerpo y mente. Si en el anterior producto comercializado optaban por dosis que debían ser aplicadas por vía intramuscular, o sea, inyectables, en esta ocasión presentan una caja integrada por trece comprimidos cuya asimilación es diversa. Por la epidermis, a través de los pabellones auditivos, por medio de la psique incluso por vía oral. El sambenito sobre el supuesto mal augurio del dígito (doce más uno) queda así eliminado y de paso, a ver si se cumple la máxima de “a la tercera…” con este nuevo tratamiento que cuenta con sustancias reconstituyentes como el rock n’ roll “La última estrella” o fortalecedoras que favorecen ritmo cardíaco y flujo sanguíneo de vasos capilares (no se especifica si los folículos capilares entran en el mismo apartado) como el rhythm and blues británico “Cool Cool Baby”.

Y la cosa funciona, créannos. A medida que se van digiriendo las píldoras, el organismo experimenta ciertos cambios en su propio metabolismo, ya sea en forma de momentáneos éxtasis como el ocasionado por el extracto de ginseng “Los que iban a salvar el Rock’n’Roll”, ya sea en estimulantes síntomas de distensión muscular como sucede con “Motel Perdición”, si bien en este caso podríamos hablar de versatilidad terapéutica, puesto que contiene adecuados niveles de melatonina y serotonina, liberando con ello endorfinas que facilitan la placentera sensación de relax a la vez que se activarán los estados de ánimo, la seguridad y una mayor capacidad funcional. Incluyen además el poder curativo de la inefable “Nutbush City Limits”, la única solución que no pertenece a su muestrario de descubrimientos y que inteligentemente han agregado, algo que entusiasmará a la clientela, al convaleciente, a la gente que se verá restablecida. Con el honky tonk “El Yang-Tse en Llamas” llegamos al final del suministro, si bien ese servicio podría intuirse en la anterior “Bye Bye Blues” que avisaba con apoteosis colectiva que se terminaban las tomas, pero…

Pero se puede volver a empezar, ese es la gran peculiaridad de estos preparados. Volver a sentir la catarsis emocional, reparar de nuevo en euforias o consuelos y saborear, por ejemplo, los aminoácidos de indiscutible y manifiesta transmisión garagera “Atrapado en el Garage”, recobrar el vigor con sacudidas producidas por partículas taberneras como “La Última Estrella”, degustar tonificantes para controlar la tensión arterial como “Hazte a un lao” o recurrir al swing antibacteriano “Viéndolas venir” de agradable degustación. O probar el fulminante efecto “Belcebú”, el compendio de ingredientes y elementos “Ese no soy yo” o las propiedades de innovadores aditamentos como “Sal los Jueves”, un potente broncodilatador de verificada eficacia gracias a la vertebradora y soulera sección de vientos y metales donde las caderas crujirán. Bien mirado, y aunque los experimentos del terceto vayan enfocados en una misma dirección, siempre habrá originales técnicas que puedan ser utilizadas en sus diferentes lanzamientos. ¿Tendrá esta última alguna de esas tipologías? ¿Será tan sólo (la RAE prohíbe la utilización de la tilde, luego la permite, recula y la vuelve a prohibir, contempla su retorno…) una suposición personal? Sea como fuere, “Porca Miseria” no necesita prescripción facultativa salvo la firmada por los Bo Derek’s, así que sería muy recomendable su consumición.

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