The Renegados: “Dead Man’s Hand” | GR76


the-renegados-dead-mans-handLa unión hace la fuerza. La fuerza es seguridad, y la seguridad, una necesidad. Necesidad de nuevos retos, necesidad por compartir y descubrir nuevos caminos y seguridad en tu propia capacidad. Así debería transcurrir nuestra existencia y así se presenta “Dead Man’s Hand”, el canónico debut discográfico de estos cuatro contrastados forajidos de la escena bizkaitarra. A pesar de contener tan solo cuatro canciones alberga todas esas cualidades inherentes a la condición humana y a esa entelequia llamada rocknroll, porque este trabajo es un ejemplo de tenacidad y fortaleza, la constante inconstancia de nuestros propios apegos o inseguridades.

Tampoco vamos a aburrir ahora con rollos existenciales o rimbombantes paranoias, pues lo que nos ocupa y preocupa es el presente de The Renegados y la edición de un EP donde el inglés, aparte del enunciado, brilla por su ausencia, lo cual parecía en principio una osadía como nos confesara el propio Mike cuando estaba en proceso de composición. Le sedujo la idea de rimar en castellano después de intentar durante años hacerlo en inglés, y la tentativa ha funcionado a la perfección, pues desde “La disciplina del Diablo” descubrimos un desconocido perfil que unido al inconfundible aroma a clásico rocknroll confiere a este disco un carácter emprendedor y apetecible dada esa (lingüística) novedad.

Lo bueno si breve… Y se cumple en “Quedándome sin tiempo”, precisamente la menos breve de las cuatro, se mantiene en “La chica del volcán” y persiste en “Mis malas formas”, cuatro ejemplos de diversidad musical y argumental que exigen una nueva reproducción, porque esta ópera prima Charlie, Dave, Hal y Mike (alias evidentes) engancha por su determinación y progresiva armonía. Bajo la batuta de Xanpe, graban estas canciones que van apareciendo paulatinamente cual pequeñas píldoras en su bandcamp, y la aventura provisional comienza a ser una realidad encadenando conciertos en Bilbao y alrededores, trabajando duro y demostrando que tienen complicidad, boogie y muchas cosas por decir en un período en el que el espacio es minúsculo, el tiempo insuficiente, y la gestión o carencia del mismo podría ocasionar ciertas alteraciones en nuestro rendimiento habitual.

De eso precisamente trata “Quedándome sin tiempo” y por eso los abismos esbozados por una profunda instrumentación tienen tanta relevancia como el mensaje de una voz prisionera del tictac o un slide que resquebraja la piel. Los contextos, las emociones y los sentimientos alientan, serenan. Es rockanroll. Es amor, es tensión, es esperanza y vitalidad, es “La chica del volcán”, una sugerente melodía donde las guitarras insisten en su particular litigio, aplacado esta vez por la ignición de la cadenciosa lava que inmediatamente cuaja en “Mis malas formas”, jovial cierre que podría ser momentáneo, ya que como anteriormente hemos dicho y ellos dicen, con “La disciplina del Diablo” vienen dispuestos a ganar y a poner todo patas arriba siguiendo los pasos de la vieja armada británica avanzado ya el siglo XXI. Seguiremos sus pasos, y la aparición de un larga duración de estos tíos se presume necesaria. ¿Intención u objetivo? Es cuestión de tiempo.

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